El vacío de la habitación recubría el lento transcurrir del tiempo que hacía llover inquietud. El eco del negro sentimiento pasado se negaba a ser trascrito para los demás.
El rencor y el odio pasado quedaban, como un poso aguado, en el interior de mi alma. Nada era importante. Todo lo importante para los otros era tan insignificante como una pobre luciérnaga que en su empeño encuentra el fin. El significado, lo real, tenía solo relevancia para mí. Las formas que rodeaban a lo que realmente importaba se habían convertido en la razón de vivir de aquellos que no lograban ver lo verdadero. Perdidos... Tan perdidos en un mundo de reglas y leyes que alzaban las manos a lo divino cada vez que una se rompía... La perdición llegó al mundo... Pero la única perdición es la de aquellos que boca abierta, gritando sacrilegio, envilecen el arte no reconocido por los llamados maestros... Barbaridades... Perdición. La perdición de valorar más la vasija que el vino que guarda en su interior.
5 comentarios:
Me gusta, Maribel, breve y conciso.
Muchas gracias!! Pensaba que a nadie le iba a gustar...
Un besote
Joder Maribel, si está bien, además un poco doloroso, me ha recordado las muchas veces que yo he valorado más la jarra que el vino, y mira que soy mucho de vino. Este duelo es casi tuyo, bueno dependiendo de lo que escriba la cuarta en discordia (guiño, Cris). Un beso y hoy no subo más por la quinta que me manda cosas la jefa... je je.
Creo que no se ha notado, pero está dedicado a mi "crítico" particular que tan sabiamente me corrijió la falta ortográfica que, en mi torpe rapidez cometí cuando propuse el tema.
Si no fuera por gente como esa no se qué sería de nosotros, sobre todo de mí, con lo despistada que soy...
El único fallo que le veo MB, es que no aparece la palabra scriptorum por ningún lado, no sé, la hecho en falta, je je. Un beso y repito, muy poético tu cuento. Estoy marcha mejor con cuatro ruedas que con tres.
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