jueves, 3 de noviembre de 2016

Z


Cada vez que escucho pronunciar Z me dan ganas de tararear la canción de Bola de Dragón Z... lo siento, mi nivel intelectual se ha acomodado a las exigencias del país. Hubiera estado bien haberme acordado de la película de Gavras y de Semprun pero insisto, mejor no mostrar signo de disidencia mental en estos momentos, es peligroso. Hemos vivido un momento Z ( sin canción de por medio, salvo la del Padrino) sin menos coroneles sudorosos de gafas negras pero con muchos más cabos chusqueros liderados por una “fofinsana” andaluza. DíaZ, SáncheZ, FernandeZ, GonzaleX ( excepción que cumple la regla anterior ) han protagonizado la versión del siglo XXI sin el glamour de Irene Papas, Jean-Louis Trintignant, Jacques Perrin, Yves Montand de esta educativa película necesaria si quieres aprobar “segundo de golpista”.
En realidad yo venía a hablar de Z, la última generación ( Nota a Hollywood : la tengo registrada, si quieren los derechos de la película hablen con mi representante). Define bien la última letra del alfabeto a esta generación de imitadores de Jomeini con gafas de pasta que pagan por una magdalena de toda la vida 3 € si se llama brownie, 40 € por un arreglo de barba, a lo viejo le llaman vintage y todos quieren vivir de una Startup. Su mundo es virtual, las cañerías se arreglan solas, las calles se barren solas y cualquier trabajo manual alejado de un teclado es cosa de los curris (aquellos seres de los Fraggel Rock que se encargaban de arreglar cosas pero con quienes no se interactuaba). En menos de quince años veremos como el universo Fraggel se derrumba, pasaran de lo virtual a lo real, y la realidad puede ser muy cruda... no se puede vivir eternamente sin reflexionar que tu brownie de 3 € supone la hora de trabajo de un curri. Mientras tanto miremos al futuro con EsperanzaZ, RajoyZ, DíaZ...

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