lunes, 25 de noviembre de 2013

Lo infraordinario IV. De como una buena tarde la tiene cualquiera








Oteó su taza de té y estaba vacía. Miró el cenicero y estaba lleno. De fondo un piano endulzaba una tarde fría de otoño en do menor. Antes de encender el enésimo cigarrillo vació el improvisado vertedero de colillas y puso al fuego otra tetera. Por un instante quedó ausente en un pensamiento fugaz...” una vida insatisfecha es como un mal concierto. Estás deseando que termine y no se te ocurre aplaudir en exceso no vaya a ser que el artista crea que lo ha hecho bien y te torture con un bis”... El desagradable pitido de la tetera acabó con el fin de la reflexión.

Volvió a sentarse frente a la máquina de escribir y le pareció patético todo lo escrito. Arrancó cuartilla del rodillo y tiro la bola de papel al suelo. Tomó la taza de té y dio un prudente sorbo. Y como no, volvió con otra de sus rocambolescas reflexiones...” el suicidio es como quién no aguanta un mal partido de fútbol. Aunque haya pagado mucho por la entrada no le importa marcharse antes de que termine”...sonrió... él odiaba el fútbol...

Apagó el cigarrillo a medias, se levantó y se fue a a la calle a dar un largo paseo, disfrutando del olor de la madera que, chimeneas renqueantes, calentaban hogares donde aguantan toda una liga de fútbol sin rechistar y aplauden malos conciertos.

La visión de un par de perros callejeros jugando en un parque le detonó la última reflexión de la tarde...” Ser dueño de tu destino es como quién elige ir a un cálido concierto en la Academia Húngara de Roma antes que soportar a unos tristes tocando música barroca en una españolísima y fría iglesia ...” ;) ;) ;)




No hay comentarios: