Estuve así durante un par de semanas. Amplié mi círculo de pesquisas. Fui a otros bares, donde no tenía tan untados a los camareros y clientes, pregunté a soplones y chivatos callejeros. Hablé también con las prostitutas, chulos y chaperos. Y de todos ellos me llegaba la misma respuesta ambigua. Todos creían reconocer a la mujer de la foto aunque nadie lograba darme datos concretos sobre ella. Un trabajo que en principio creí sencillo estaba empezando a torcerse poco a poco. Mi paciencia se agotaba al mismo ritmo que flaqueaba el grosor del fajo de billetes dentro del sobre. Todas las noches acababa doblado sobre la barra del mismo bar, tomándome un par de cubatas y recapacitando sobre qué cojones estaba haciendo mal. Nunca había tardado tanto en encontrar a alguien. Seguía el procedimiento habitual; la verdad es que no había otro procedimiento. Si nadie de los que había interrogado hasta ahora, había visto a esa rubia, empezaba a dudar de que realmente ella viviese en esta ciudad. No son gente que suela equivocarse ni olviden fácilmente una cara. Aunque por otro lado, el viejo, parecía bastante seguro de lo contrario, incluso se había permitido acotar la zona y los barrios en los que debía buscar. Pensándolo bien esto podría tratarse de una broma, aunque una broma bastante extraña, además de resultar un poco cara. Nadie paga tanto simplemente por reírse de mí. De hecho, resulta bastante fácil hacerlo gratis.
- ¿Cómo lo llevas Adam? ¿Te pongo otra?
- No muy bien. Hoy ya está todo el pescado vendido, será mejor que me vaya para casa.
- A esta estabas invitado…
- Hombre entonces sí me tomaré otro. No sueles tener muchos detalles con la parroquia. Ya iba siendo hora de que …
- Eh, eh, no he sido yo quién te paga el bebercio, es aquel hombre de allí.
Y me señaló una de las mesas del local, en uno de los rincones más apartados. Allí estaba el viejo, vistiendo la misma gabardina blanca, solo, con el gesto serio. Esperé a que me sirvieran y me dirigí hasta allí, con la copa en la mano. Medité que podría decirle, cómo ocultar mi absoluta falta de noticias sobre la mujer y me pregunté si me soltaría otro montón de pasta.
- Buenas noches, jefe, ¿cómo usted por aquí?
- Ya le dije que no tardaría en ponerme en contacto con usted. ¿Cómo lo llevas, Adam?
Era la segunda vez que me preguntaban eso en pocos minutos y la respuesta seguía siendo la misma, aunque ahora debía tener algo más de tacto.
- Voy haciendo progresos, estas cosas requieren su tiempo. La ciudad es grande y la mujer que busca…
- Me decepciona usted, señor Adam, creí que era bastante bueno en esto de dar con la gente. No tiene nada ¿verdad?
- Por ahora no, pero tengo a bastantes amigos pendientes de su rubia. En cuanto asome la cabeza saltaré sobre ella.
- Creo que no hará falta esperar mucho más...
2 comentarios:
"...Creo que no hará falta esperar mucho más..."
Hombre! Por fín algo de intriga!
Es que has creado el personaje típico de detective, no tiene nada de original tío!! Pero venga, siguiente parte anda... que acabe antes de ir para allá... que será en junio que mayo nos pilla ya justitas... Besos malandrín!
Oivá, sorprendido me has... Ya ya, ya sé que no es nada original, lo mío no es la novela negra...pero esta historia surgió a raiz de un sueño, y no sabía que forma darle, y esto se me ocurrió como ejercicio, se fue alargando, se fue alargando... Pero creo que el final te va a sorprender ¿no se te ocurre nada? Ya he dejado algunas pistas...Al final si tendré visita, vienen Nuria y su novio, pero os espero eh!!!
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