Toda la vida me engañé pensando que la época más propicia para enamorase era la primavera. A lo largo de los años fue cambiando hasta llegar al otoño pero tras una vida amorosa Titánica (me refiero al barco no a la mitología griega), llegué a la conclusión que cualquier época era igual de fatídica para caer en manos de un estado de retraso metal denominado enamoramiento. A esta altura, no expondré los síntomas a nuestros escasos y mudos lectores que ya los habrán experimentado cuando leen estos delirantes relatos surrealistas. Prosigo. El caso es que esto no va ni del amor ni de las estaciones del año ni tan siquiera de ópera (es por el título), la razón de ser de estas sartas de estupideces es el Insomnio… es broma, es la causa de mi afección mental pero no el eje central… es El Tiempo.
De pequeño me gustaban los relojes. Un objeto que marcaba cada segundo sin pausa para conformar minutos y horas, etc…era algo mágico. Pasó el tiempo y algunas lecturas, pasó la infancia, la pubertad, la juventud… y el reloj ya no era un objeto mágico sino sádico.
En casa ya no tengo relojes, sólo un gato chino que gira el brazo con el puño cerrado y cuyo sonido es básicamente un segundero, cada puñetazo…un segundo…sesenta puñetazos…un minuto. El gato es horroroso pero junto a él tengo una foto de Robert Capa que compensa la horterada.
Son las 9.06 de la mañana del día de los difuntos, he llegado de currar ( no de trabajar) hará unas horas y las pastillas para el insomnio no hacen efecto…me tomaré una copita de Ouzo para ayudar a Morfeo y de camino terminar este relato ,suponiendo que alguien lo siga leyendo. Ahora vengo.
Ya he vuelto, como rasca este aguardiente griego. Bueno, iba por los relojes.
Más allá del mecanismo humano del reloj, el tiempo no es ni lineal, ni secuencial ni tan siquiera existe ( Sorpresa General ¡¡¡ , filósofos muertos hace miles de años se remueven en sus tumbas con esta afirmación). Existen segundos que son una eternidad en sí y años que transcurren como segundos, hagan memoria cada lector de lo expuesto desde su experiencia.
En el amor sucede lo mismo (lo siento, también iba del Amor), una mirada, aquel beso, el abrazo que jamás supimos que fue el último duraron unos segundos pero para algunos toda una eternidad.
El Otoño (lo siento, también iba de las estaciones del año) es la mejor época para ese Amor que dura una eternidad (otro día lo explico) frente a mi querida primavera que su amor parece ser eterno y acaba tan pronto en el aire como el olor de las rosas en flor.
Y para que este relato acabe con menos comentarios que los Puentes de Calatrava, mi último engaño final…escuchad si queréis la aria de Pagliacci ( Ridi Pagliaccio) interpretado por Caruso o Pavarotti…también iba de ópera.
Buenos Días o quizás Buenas Noches.
TIC-TAC… TIC-TAC…
2 comentarios:
El tiempo solo existe en nuestras cabezas y solo nosotros elegimos que es eterno y que no.
Sigo el blog.
Un beso.
Me ha encantado este post!!! BUEnísimo!!!!!
Gracias!
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