El domingo, en la sección de obituario del diario El País, leí un panegírico sobre un ser humano que se fue con 47 años. No suelo leer esta sección pues, además de cobarde, soy muy supersticioso y la muerte es algo que aún no la llevo demasiado bien, sobretodo la mía.
Me llamó tanto la atención la fotografía que sentí la necesidad de saber quién era. En blanco y negro, un hombre gordito con barba sostenía con cariño un gatito, y en su cara reflejaba esa humanidad que muy poco habitantes de este planeta tendrán jamás.
Las palabras del amigo no eran las tópicas y típicas en una elegía cargada de palabras resabidas sobre las virtudes de su desaparecido compañero. Era un poeta, sabio, ajedrecista, filósofo, etc…como lo denominó el autor, que se ganaba la vida en el monte, unas veces de leñador, otra en la construcción. Viajero incansable de vuelos charter ( es lo que tiene ser un obrero), podría vérsele en cualquier parte del mundo cargado con su mochila raída llena de libros y conversando con un homeless de Nueva York o con el genio de Battiato.
Murió, como no podía ser de otra manera, trabajando con un Dumper en medio del monte. Atrás dejó huérfano de su humanidad, sabiduría y poesía, a quién con cariño quiso compartir con todos nosotros la pérdida de su amigo. Fernando Arrabal firmaba estas letras que escapaban algunas lágrimas furtivas.
Se llamaba Martín y no sólo será recordado en su pueblecito de Burgos.
Soneto perfecto
El soneto perfecto estoy buscando
Como si fuera lágrimas del cielo,
Como ímpetu pueril de mi desvelo,
Paso abstraído el tiempo cavilando.
Vivo sereno pero estoy temblando,
Tiembla mi cuerpo altivo sin consuelo
Tiembla mi alma longeva sin vuelo,
La vida en su vivir se va acabando.
¿Porqué vendrá esta sombra seductora
A negarme la luz que tanto ardía,
A dejarme la noche sin aurora?
Oíd al corazón su melodía
Que libre canta, sueña y enamora
¡Oídle como late su poesía!
Martín Marcos, 30-12-2007
El soneto perfecto estoy buscando
Como si fuera lágrimas del cielo,
Como ímpetu pueril de mi desvelo,
Paso abstraído el tiempo cavilando.
Vivo sereno pero estoy temblando,
Tiembla mi cuerpo altivo sin consuelo
Tiembla mi alma longeva sin vuelo,
La vida en su vivir se va acabando.
¿Porqué vendrá esta sombra seductora
A negarme la luz que tanto ardía,
A dejarme la noche sin aurora?
Oíd al corazón su melodía
Que libre canta, sueña y enamora
¡Oídle como late su poesía!
Martín Marcos, 30-12-2007
4 comentarios:
Moriría Feliz!!
La muerte es siempre una putada...
Si claro...en esto no hay discusicón...pues mejor...murió con guevos..
VIVIR ES MORIR.........
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