martes, 10 de noviembre de 2009

LA RULETA RUSA


Indalecio, juerguista, putero y guardia civil, se nos casaba. ¡El randa de Inda!. Quién lo diría. Al principio, cuando soltó la bomba en el bar, nadie lo creyó. “¿Pero Inda, y ese aberrunto que ta dao? .¿Pa qué?, si ya te follas a la Frasca cuando te echan del puti“Venga nos seas capullo y tómate otra, pa que te se pase la tontería”. Pues no, no se le pasó. Y una semana después estábamos toa la cuadrilla de despedida de soltero en su queli. Bueno, en realidad, estábamos echando la partía de cuatrolas de los jueves, sólo que como al día siguiente el Inda se nos casaba, pues consideramos esa timba como una despedida. Y como siempre, el Inda borracho hasta las trancas no dejaba de soltar más y más cuartos con unas manos de puta pena.  De repente, se quedó mu callao, tos pensámos que el alcohol por fin le había tumbao. ¡Mierda!, ya no podríamos seguir sisándole billetes. Si es que el Inda cuando bebía y tenía una baraja en las manos era como una puta ong. Pero no, se puso en pie tambaleante, y comenzó a vocearnos a todos. ¡Cagónlaputa, esto es una despedida de soltero o un puto velatorio¡ ¡Vamos a hacer algo, coño!”. “¿Pero Inda, ya tas cansao de que te sableemos, ja ja?¿Se tocurre algo mejó?”. Y el  Inda, colorao por la rabia y sudoroso por los cubatas, echó mano de su cartuchera, sacó su pipa, y dando con ella un fuerte golpe en la mesa nos soltó: “¡¡La ruleta rusa, cojones!!”. Joder Inda, mamonazo, vaya susto que nos diste. Nos quedamos tos blancos. To la puta noche bebiendo para que tú de un sopapo nos quitases la cogorza a todos. Con lo que cuesta pillar una buena a base de güisquis de garrafón. Tos miramos la pistola con cierto estupor, disimulo y paque negarlo, también algo de cangelo. ¿La ruleta rusa, Inda, que coño te sacurrio ahora?”. “Pos coño, vámonos pa la ruleta rusa. Que mañana me caso. Vamos a tirarnos a las rusas, pandamaricones” ¡¡Ostia claro, la ruleta rusa!!, ¿en qué estaríamos pensando? La bendita ruleta rusa era un garito que habían abierto hace ná a las afueras del pueblo. No tenía nombre, era solo una casucha con una barra improvisá, y unas cuantas rubias que ya se habían trajinao a medio pueblo. Creo que el Inda ya las había catao a toas, pero aun así, el mu putero no se cansaba de ir. Las putas no hablaban ná de español, pero ¡cómo follaban las mu guarronas!. Suponíamos que eran rusas, o de algún sitio de por ahí. Cuando nos metíamos en el garito sabíamos a lo que íbamos, pero no que tía nos iba a tocar. Por eso le llamábamos la ruleta rusa. Así que ná, tos pa los coches y a ver quién nos tocaba esa noche. Mucha fanfarronería, borrachos como cubas y a cientoypico por la autopista, total, el único picoleto que nos podía multar venía con nosotros y era el que más borracho estaba  Unos y otros, tanteábamos nuestros bolsillos y comprobábamos cuando dinero le habíamos birlao al bueno del Inda, mientras hacíamos cábalas de a cuantas rusas nos podríamos levantar. Al final, to hay que decirlo, la noche no fue pa tanto. Como otras veces, se nos fue la fuerza por la boca, y en menos de una hora estábamos tos en la calle, con cara de alelaos y sin el dinero del Inda sonando ya en nuestros bolsillos. Tos menos el Inda claro, ese cabrón si que tenía aguante. Le esperamos un buen rato, echándonos los últimos  cigarros, en el aparcamiento del puticlub. Al final nos fuimos sin él para casa, seguro que se las apañaba muy bien sin nosotros. Que por la mañana había que madrugá y estar presentables pa la boda. Aunque, ¡qué cojones! ni presentables ni pollas, a la mañana siguiente estábamos tos en la puerta la iglesia dando más pena que otra cosa. Pa mí que más de uno y más de dos habían continuado de farra después de irnos del puticlú. Y a to esto, el mamón del Inda sin aparecer. En fin, que nos metimos pa dentro de la iglesia. La caras de La Frasca y la del cura que eran un poema y tos mirándonos unos a otros sin saber qué decir. Y por fin apareció el joio, derrapando por la plaza con el coche patrulla y haciendo un ruido de mil demonios con la sirena. Se bajó del  Patrol con una cara de alegría que ya la quisiera yo pa mí, entró en la iglesia y se colocó al lao de la Frasca como si no pasase ná. Aguantó como un campeón tos los sermones de la ceremonia, las canciocillas del coro de chiquillos, y toa la parafernalia esa de los curas, pero cuando llegó el momento cumbre, ese en el que tienen que darse los morreos y los anillos, el Inda, empezó a rebuscarse por tos los bolsillos del traje, que por cierto, vaya traje se había agenciao el mamón, estaba hecho un figurín, se volvió hacia  la Frasca, le arreó un buen cachete en el pandero y le dijo: Mira Frasca, que no nos podemos casar. Que la guarra de la Ivana ma robao el anillo”.  Nos hizo un gesto con la mano y tos salimos de allí echando leches, con los cuellos encogíos por si la  Frasca  nos atizaba… Y es que en el puticlub, aparte de no saber que rusa le tocaría a uno en suerte, tampoco tenía uno muy claro que cosa te robarían durante le juerga… ¡Joias rusas y qué cojones tenía el Inda!


5 comentarios:

Javier dijo...

Muy bueno,chaval¡ Me reído un rato. Welcome Julián ¡ espero el siguiente...

Tresmasqueperros dijo...

quillo es que me habían comentado varias veces que nos estábamos volviendo muy metafísicos...Nos estábamos distanciando de nuestro público... Suerte para el lunes. ¿Cris, por dónde anda? Creo que se nos ha perdido...

Diavolace dijo...

jejeje, muy buena Julian, y gracias por escribir para el pueblo llano y no para esa panda de burgueses que son los intelectuales...y a ver si visitas el mio, o por lo menos contestas a mis correos, leñe! que una rtista necesita su público

Anónimo dijo...

Una historia muy cachonda. Me he reído y eso es complicado conseguirlo. Muy bueno el blog. Saludos desde el norte.

Anónimo dijo...

nNo, no estoy perdida. Es que la universidad me come. Julián, representan Otelo a finales de noviembre en Murcia, ¿te apuntas?

Os quiere,

Cris.