sábado, 10 de enero de 2015

La Verdinale





No hubo alfombra roja pero sí una enorme olla de ese color a fuego lento. El director del certamen iba añadiendo caldo de pescado, almejas y me enseñaba con orgullo un paquete de judías al vacío que a mí me parecieron minis esmeraldas.
De vez en cuando, cuchara en mano, levantaba la tapadera para probar aquella poción que olía cada vez más a “alegría de vivir”, sonreía como el druida de Asterix y acto seguido me ofrecía una Franziskaner para celebrar el buen progreso de la receta. Era otoño del 2010 y los participantes iban llegando.
Vino blanco, vino tinto...vino... En la sobremesa se hablaba de viajes, sueños, libros, morteros de porcelana, de paragüeros, de manzanas sin hierro... risas... vidas...
Fue un festival inolvidable... esperemos que la tecnología nos deje enviar pronto como archivo adjunto un kilo de verdinas o al menos que “Inés Rosales” le dé por exportarlas.


Dedicado al Druida de las Verdinas.

No hay comentarios: