martes, 2 de febrero de 2010



    Calcetín, pluma, termómetro, agua, atractivo.
 
    Con rabia, tiró el termómetro al suelo. Ni un atisbo de fiebre que le permitiera abordar una excusa creíble... Tendría que acometer sus temores con valentía, dejar a un lado su lado más cobarde e infantil. Se lavó la cara con agua fría y se vistió: ropa interior, calcetines, camiseta y pantalones vaqueros.
Se miró en el espejo, y durante una fracción de segundo pudo ver a alguien atractivo. Lástima que aquella visión antojadiza se desvaneciera nada más aparecer. No se sentía preparado, pero cogió una hoja, y empezó a escribir. Lo que saliera de allí, poco importaba: la pluma hubiera sabido de sobra que no tenía fiebre, y que era un cobarde.

2 comentarios:

HpMf dijo...

Palabras que sobran: atisbo, antojadiza.

Anónimo dijo...

¡Qué original lo de darle la vuelta a las iniciales de tu nombre!

Cada día consigues sorprenderme.

C.