Oteó
su taza de té y estaba vacía. Miró el cenicero y estaba lleno. De
fondo un piano endulzaba una tarde fría de otoño en do menor. Antes
de encender el enésimo cigarrillo vació el improvisado vertedero de
colillas y puso al fuego otra tetera. Por un instante quedó ausente
en un pensamiento fugaz...” una vida insatisfecha es como un mal
concierto. Estás deseando que termine y no se te ocurre aplaudir en
exceso no vaya a ser que el artista crea que lo ha hecho bien y te
torture con un bis”... El desagradable pitido de la tetera acabó
con el fin de la reflexión.
Volvió
a sentarse frente a la máquina de escribir y le pareció patético
todo lo escrito. Arrancó cuartilla del rodillo y tiro la bola de
papel al suelo. Tomó la taza de té y dio un prudente sorbo. Y como
no, volvió con otra de sus rocambolescas reflexiones...” el
suicidio es como quién no aguanta un mal partido de fútbol. Aunque
haya pagado mucho por la entrada no le importa marcharse antes de que
termine”...sonrió... él odiaba el fútbol...
Apagó
el cigarrillo a medias, se levantó y se fue a a la calle a dar un
largo paseo, disfrutando del olor de la madera que, chimeneas
renqueantes, calentaban hogares donde aguantan toda una liga de
fútbol sin rechistar y aplauden malos conciertos.
La
visión de un par de perros callejeros jugando en un parque le detonó
la última reflexión de la tarde...” Ser dueño de tu destino es
como quién elige ir a un cálido concierto en la Academia Húngara de Roma antes que soportar a unos tristes tocando música barroca en una españolísima y fría
iglesia ...” ;) ;) ;)
No hay comentarios:
Publicar un comentario