Cazando imágenes, sueños, palabras con las que escribir un cuento...
miércoles, 25 de febrero de 2009
Sólo labios ya
-Cuando quiera, puede empezar.
Respiró profundamente y comenzó a dictar al que tenía al lado.
-Me queda un minuto para ser sólo labios ya...
martes, 24 de febrero de 2009
...sólo labios ya...
Y lo peor, sí, había algo peor, es que parecía que la gente cada vez le ignoraba más. La gente en general. Gente corriente con la que te chocabas en la calle y no te pedía perdón. Cajeras de supermercados que parecía pasaban los artículos por la caja como si perteneciesen a alguien inexistente. Cada día que pasaba se sentía más anónimo. Gente no tan corriente, esto es, sus amigos y familia, cada vez tardaban más en llamarlo, en las reuniones del bar no le prestaban atención. No oían sus comentarios. Cansado, se iba a su casa, arrastrando los pies y la chaqueta que llevaba en la mano.
“Sólo es una mala racha. Mi suerte cambiará en cualquier momento.” Se dijo esa mañana cuando se levantó de la cama. Otra vez con el pie izquierdo. Cuando se acercó al espejo vio su imagen borrosa. Se frotó los ojos y volvió a mirar su reflejo. Seguía viéndose borroso. Suspiró. Fantástico. Ahora además tenía que ir al oculista. Cuando llegó al trabajo nadie le saludó, justo como hacía semanas sucedía. Se acercó al despacho de su jefe para informarle de la reunión que se celebraría en unas horas. Su jefe, al escuchar su voz, levantó la cabeza y miró a través de él mientras le comentaba los cambios de última hora. El aludido volvió a bajar la cabeza mientras terminaba de contarle los últimos detalles y después asintió a su última pregunta. Salió del despacho y fue al servicio a lavarse las manos. Necesitaba un poco de aire fresco. No se encontraba bien. Cuando se inclinó sobre el lavabo inspiró profundamente al no ver nada que saliera de los puños de su camisa. ¿Dónde estaban sus manos? Comenzó a chillar asustado. Escuchó pisadas que llegaban corriendo al lavabo. Todos sus compañeros miraban alrededor, mientras entraban al aseo, como escuchando voces, no sabiendo donde. Él se miró al espejo y no se vio. Solo dos líneas en la parte inferior de donde debería haber estado su cara susurraron: Me queda un minuto para ser sólo labios ya…
baraKaldo - vladivostoK
Una noche, requiebros del destino, lograron quedarse solos. Una a una las personas con las que habían salido en esa ocasión, fueron abandonando sus asientos, dejando sus copas a medio terminar, musitando vanas excusas para que nadie les empujara a tomar la última. Conforme el círculo de amigos se reducía, sus corazones latían con más fuerza. Al fin, quedaron sólo ellos frente a frente, con un tabique de copas vacías entre los dos y un cenicero repleto de colillas. Continuaron conversando de cosas leves hasta que también les llegó el momento de marcharse. Él, caballero, nervioso, algo osado quizás, se ofreció a acompañarla. Ella, expectante, sorprendida, no dijo que no. Dentro del portal todo estaba oscuro, no servían ya las miradas cómplices y los guiños de complot pues apenan veían sus rostros. Así que él aventuró un abrazo. Ella de dejó envolver. Y de repente, los meses de miradas como puentes, de sonrisas cargadas de crédito, de gestos como migas de pan marcando un camino, se aceleraron. Ese abrazo apocado desató sus ansias, sus bocas se tornaron ríos, sus manos trasmutaron en exploradores que comenzaron a rebuscar en todos los rincones de sus cuerpos. Entre besos y achuchones subieron por fin a la habitación de ella. Hicieron el amor. Se quedaron dormidos, tras varias horas de sacudir sus almas y desempolvar sus cuerpos, muy apretados el uno contra la otra. Por la mañana él fue el primero en despertarse. Tenía el rostro de ella muy cercano al suyo, los rizos de su flequillo le hacían cosquillas en la mejilla. Muy despacio, para no despertarla, se deshizo de su abrazo y se incorporó. Alargó la mano hacía la mesilla, buscando un paquete de tabaco y lo que atraparon sus dedos fue el marco de un portarretratos que había justo al lado. Miró distraído la foto que contenía.
[…]
Al entrar él en su casa, inmediatamente escuchó la voz de su mujer que le preguntaba desde la cocina. “¿Qué tal la cena con los compañeros, cariño? ¿Dónde te quedaste a dormir?”. “Cómo siempre, mi amor, un coñazo, aunque no pude retirarme antes. Eché la última copa y una cabezadita en casa de Ricardo”. Esa fue la respuesta de él, a la pregunta de su mujer, que de repente le resultaba tan repentina, tan desconocida e inoportuna. Aún así, le hubiese gustado ir hacía donde estaba ella, darle un abrazo y echarse a llorar: confesarle que hacía media hora, había visto una foto en la que aparecía en brazos de otro hombre la mujer a la que había comenzado a amar.
Con todo, ella y él, continuaron viéndose siempre que podían. Él le confesó a ella que también estaba casado. No faltaron reuniones, fiestas, tardes de balances e inventarios que ellos aprovecharon para irse a un hotel, o escaparse en coche a cualquier camino de la sierra. No pareció importarles el hecho de que ambos tuviesen ya las vidas marcadas, es más, ese contratiempo hizo que precipitaran sus prisas por amarse, con tal espada de damocles oscilando sobre sus cabezas, hizo que en cada rincón en el que se encontraron, se amaran como sólo se aman los desesperados, aquellos que saben que únicamente les queda un minuto para ser sólo labios.
domingo, 22 de febrero de 2009
Me queda un minuto para ser sólo labios ya…
Te esperé hasta el fin del día...y llegó la noche…y volvió a llegar el día…
Por un mirada tuya… mi vida hubiera sido tuya… y aún sigo siendo dueño de mi alma…
Jamás notarás mi mano en tu aterciopelado cuerpo… ni el susurro de una confesión…
Me queda un minuto para ser sólo labios ya… y tú sigues sin aparecer…
Te esperé para pronunciar tu nombre…y las palabras quedaron mudas…
Por una palabra tuya… mi infierno hubiera sido paraíso…y aún sigo ardiendo…
Jamás sabrás quién soy… siempre sabré quién eres…
Mañana será otro día… mañana quizás te encuentre…mañana quizás me encuentres…
…y eso que… me queda un minuto para ser sólo labios ya…
Nota : léase esta aberración con Dayna Kurtz, título “ Mis Liberty”
martes, 17 de febrero de 2009
DIARIO DE H (epílogo)
DIARIO DE "H" (epílogo)
Mi vida comenzó por casualidad un día cualquiera. Por casualidad me encontré en la vida con mi madre, mi padre, mi hermano. Me creí burlado por la vida, por casualidad. Y salí rebelde un día, por capricho mío.
Un día cualquiera creí que mi destino era escribir. Cualquiera podría haberme convencido de lo contrario, pero nadie lo hizo. Me hice mártir por propia iniciativa, por cabezonería, por terquedad.
Creí en mi destino porque no podía creer en otra cosa. Y me aferré a él. Sin razón, pero con todo mi corazón, me aferré a él. Y no viví tranquilo hasta que lo cumplí. Peleé con mi mente convenciéndola de mi importancia. Arranqué todo de mi vida, dejándola sólo en un objetivo. Me flagelé para verme como alguien con un objetivo en la vida: morir incomprendido. Me creí importante, al fin, por algo.
Sin comprenderme a mí mismo, me impuse mi ideología. La ideología de la nada, del ser lleno de nada, y cubierto de rabia. Sólo cubierto por una frágil capa de desprecio, que transmitía a mis escritos y palabras. Un ser tan insignificante, que era hiperinsignificante. Un ser H. Y como ella, un ser sin sonido, sin nada que decir, ni opinión. Y como la H, solo he existido en mis escritos.
¿Realmente tenía un objetivo en la vida? ¿O simplemente nací por casualidad, solamente con el fin de vivir...? Mi vida no es una novela, no hay final perfecto, de momento no hay ni final.
Por MB Nieves
EL PRÓXIMO DUELO COMIENZA....¡¡¡YA!
Posdata: os pongo este cuadro a la espera de que os sirva de inspiración. A mí siempre me ha "cautivado" (cachis como odio esa expresión). Lo dicho: espero con ansia vuestros relatos. De plazo, hasta el próximo miércoles a las 12:00 del mediodía.
domingo, 15 de febrero de 2009
Cinco hermanos
...
Haber nacido en segundo lugar le había traído una gran ventaja junto a un gran inconveniente. La parte buena era que su padre, habiendo ocupado ya al hermano mayor en la fábrica, no tuvo inconveniente en dejar que siguiera estudiando. La parte mala era que su hermano mayor nunca le perdonaría aquello. Aún recordaba su mirada desde el umbral de la puerta mientras él jugaba alegremente, ajeno a las preocupaciones que acabarían con la infancia de su hermano mayor. Esperaba que todos esos rencores hubieran pasado, y veía incluso con agrado la idea de volver a reunirse con sus hermanos, así que tomó el primer el vehículo que lo llevara al sitio donde habían concretado la reunión.
....
Tras mucho tiempo, los cinco se habían reunido. El mayor los acompañó a una sala con cinco sillas, en cada una de las cuales uno de los cinco hermanos se sentó. El sonido de una cámara fotográfica rompió el silencio y lo perpetuó materialmente.
Tomada la fotografía, cada uno se fue por el camino que había venido, dejando atrás sólo un adiós.
sábado, 14 de febrero de 2009
THE FIVE SMITH´S BROTHERS
“En estos tiempos de palpable incertidumbre sólo las mentes preclaras sobreviven a tal confusión”
LORCA EN PEÑARROYA-PUEBLONUEVO
que fueron cinco,
y no cuatro los jinetes
que asolaron mi pueblo.
Pueblo de obreros vapuleados,
pueblo varado allí donde Sierra Morena
comienza a clamar al cielo.
No vinieron montando caballos,
ni blandiendo guadañas,
no trajeron pestes o guerras,
que llegaron en coches lujosos
y acento extranjero,
como moscas a la miel,
atraídos por el olor
de la tierra negra.
Negra que te quería negra,
negra tierra, vetas negras,
negro vientre de ancestral sementera,
negra piedra que trajinaban mis manos,
negras minas que yacen yermas.
Llegaron perforando esa tierra tostada,
pudriendo lomas y labrantíos,
arrejuntando las riveras de sus ríos,
volteando el cieno al cielo
y el cielo, al olvido.
Levantaron tan altas chimeneas
que parecía que quisieran cuartear con ellas
los vientres de los limbos, la panza de las quimeras;
escarbaron tan hondas sus cuevas
que con ellas parecía que quisieran
llegar allí dónde brotan las catervas.
Negra que te quería negra,
negra tierra, vetas negras,
negro vientre de ancestral sementera,
negra piedra que trajinaban mis manos,
negras minas que yacen yermas.
Fueron con todo, tiempos de promesas
y pocos requiebros para las gentes del pueblo,
que mientras llovieran de la tierra
lágrimas de piedra negra,
no faltarían en el talego
buenos jornales,
y mejores pucheros para la cena.
Más no corrió por igual esa hartura oscura
por los canalones ni por las aceras,
que sólo fueron cinco los ladrones,
que de tanta piedra revuelta,
de tanto empeño crédulo y ajeno,
sacaron vislumbres de mucho provecho.
Negra que te quería negra,
negra tierra, vetas negras,
negro vientre de ancestral sementera,
negra piedra que trajinaban mis manos,
negras minas que yacen yermas.
Amanecieron por fin marchitas
las entrañas negras de la tierra,
tornó al pueblo la miseria,
que acude presta cuando la bolsa no suena.
Cesaron las fábricas sus cantos de sirena,
callaron sus llamadas vocingleras,
y se poblaron las calles de almas en pena,
que se preguntaban porqué sus picos y palas
no acarreaban ya negrura en piedra.
El hambre alimentó la ojeriza,
el lamento zozobró en odio,
odio que acelera nocturnas galopadas,
se apretaron los cuchillos contra el pecho:
llamaradas de metal que sesgaron
las cinco panzas oligarcas.
Negra que te quería negra,
negra tierra, vetas negras,
negro vientre de ancestral sementera,
negra piedra que trajinaban mis manos,
negras minas que yacen yermas.
Mangas negras de condena bracera,
rojas mangas teñidas de caudillo,
a tardías horas, mangas verdes.
- ¿Qué ha ocurrido aquí, buenos hombres?
se preguntan los faroles.
- Lo de siempre, señores guardias civiles:
La rabia de otra fuenteovejuna desatinada,
que murieron por navajas cinco romanos
y de ira y engaño diez mil cartagineses.
Apresurado recuerdo a Federico García Lorca,
y a Peñarroya-Pueblonuevo, pueblo minero venido a menos.
Comunicado desde Elsinor
sábado, 7 de febrero de 2009
miércoles, 4 de febrero de 2009
MIRADAS
Y fue en la barra de un antro con apenas media docena de feligreses, ahogaban sus penas entre alcohol barato y humo espeso, donde descubrí que compartían algo más que desesperación : La misma mirada triste.
El ser humano puede ser altanero, soberbio, cobarde, amable…pero sólo en su mirada es donde no puede esconder nada de lo anterior sin ser descubierto con otra… mirada. El amor, esa extraña enfermedad que hemos sufrido alguna vez en nuestras vidas, se contagia a través de una mirada... El dolor en el alma, se muestra claramente en aquella mirada perdida que hemos visto en el desembarco de una patera… La mirada de miedo, en aquellos de pijamas a rayas cuyos esqueléticos cráneos clavaban aquellas esferas oscuras, que una vez se llamaron ojos, en el espectador. La mirada de compasión, quienes la muerte ha decidido otorgar un instante para la despedida de los suyos... La mirada párvula de inocencia...La mirada de odio, bañada en sangre y desconectada de la materia gris…
Hagan la prueba, la próxima vez que hablen con alguien, mírenle a los ojos, en apenas en unos instante sabrán si les quieren, les odian, les temen … les aman...
Cuéntame un cuento
Detrás de las cortinas del balcón de geranios.
O de los pasos que se alejan al torcer la esquina y cuyo eco se apresura en desaparecer.
Tu mirada no se puede ocultar tras las indiscretas hojas de periódico o los (también indiscretos) tocados que cubren parte de tu rostro.
La curiosidad de tu mirada traspasa, incluso, los límites de tu deseo. Y aunque invisibles, tus ojos te delatan. No querrías que mostraran tanto de ti, que te tornaran tan vulnerable, y sin embargo, lo hacen.
Día tras día, las baldosas se suceden en mi caviloso pasear, cuando de repente, se me clava tu mirada. Otra vez. Y yo continúo andando, desentrañando tu propio análisis.
Sé, por tus ojos, que no pudiste superar la muerte de tu padre, que te apasiona el chocolate y que te gusta jugar con los desconocidos como yo.
Entonces me paro en seco y doy media vuelta. Y ahora sé, por tus ojos, ya no invisibles, que no esperabas que alguna vez pudiera contemplarte.
lunes, 2 de febrero de 2009
TU CUERPO QUE MIRA...
- ¿De ti?, Pues..., la mirada. De ti lo que más me gusta es tu mirada...
- ¡Que tonto eres!!! No me gusta que me digas eso, no me gusta que me gastes esas bromas...
- Pero si es verdad...es lo que más me gusta de ti...
- Ya seguro, pero si yo no...
- Sssss, calla princesita, tu mirada es maravillosa...- él no deja que termine la frase, le acaricia el rostro y deja caer su dedo índice sobre sus labios, como quien cierra una puerta de casa.
- ¿Cómo quieres que me calle? ¡No te entiendo!...
Ella se relaja, se hunde aún más entre las sábanas, se aprieta con fuerza al cuerpo del hombre que ama... Es su callada manera de decirle que siga hablando, que le gusta lo que acaba de escuchar.
- Tu mirada brota de todo tu cuerpo. El brillo de tu mirada es tu vientre que se arquea cuando poso mi mano en él, son tus pechos que vibran cuando los recorro con mis labios, son tus pezones que se cimbrean nerviosos cuando los asedio...
Mientras él le habla, va recorriendo con los dedos los rincones de su cuerpo que va mencionando. Ella se deja hacer.
- Además fue lo primero que me hizo fijarme en ti. Noté como la mirada de tus mejillas se ruborizaba y traspasaba la yema de mis dedos, la primera vez que te hablé
- Tienes una voz preciosa, ¿sabes?. Recuerdo ese día; cómo rastreaste quién era, cómo explorabas mi cuello con tus manos mientras te presentabas. Estabas tan cargado de buenas señales...
- Señales que nos han llevado a esta cama- sonríe él con picardía.
Ella se coloca sobre él, le borra la sonrisa con un largo beso, ablanda su cuerpo para que él vuelva a indagarlo. Están a oscuras pero eso parece no importarles. En apenas unos minutos se han aprendido de memoria, se transitan con seguridad, demorándose en los rincones adecuados el tiempo que cada uno desea.
Pasan la noche haciendo el amor y todo resulta perfecto. Por la mañana se despiertan ambos al mismo tiempo. Se acarician con ansia, es su manera precipitada de despedirse hasta la noche. Después se visten lentamente, se dan un último beso y abandonan su habitación. Al salir a la calle, despliegan sus bastones, tantean con ellos la pared hasta llegar a la primera esquina y en ese punto, sueltan sus manos y cada uno toma un camino diferente.