"Para el que no sabe hacia a donde va,
cualquier camino le llevará hasta allí"
PROVERBIO RABÍNICO o NO…
Un pequeño pajarillo se posa en un tendedero. Con movimientos espasmódicos de cabeza observa a su alrededor e inicia con su canto el Adagio de Khachaturian. El Sol del Mediodía ilumina con su tonalidad amarillo limón paredes y edificios... el olor de la primavera flota en el aire y una brisa cálida, nos reconforta a quienes sentados en una terraza del Albayzin disfrutamos de una buena copa de vino...
La Vida no puede ser más maravillosa ¡
Somos nueve, el número perfecto sino fuera impar y premonitorio... La Vida nos sonríe, nuestro pajarillo regresa para continuar con el intermezzo de la obra.
El reloj se para por unos instantes, ya no hablamos de un pasado mejorado con el tiempo sino de un presente y futuro cargado de esperanza de quienes sienten cada rayo de Sol de nuestro particular Oriente...
Es Mayo en Granada, aún nos espera una noche mágica de calles adoquinadas y la siempre inspiradora brisa que transciende de la ladera de la Alhambra...
El final de la obra es interpretada a modo de vuelo rasante de nuestro pajarillo que marcha hacia otro adagio, esta vez, mirando hacia Oriente.