viernes, 4 de mayo de 2012

Cielo sobre Berlín






Quizás el cielo esté sobre Berlín pero vivo en España y lo que tengo encima de mí es el infierno. Mi nombre no es Bruno Ganz, ya quisiera yo, pero no ... es menos glamuroso y termina en García o Pérez. Me levanto todos los días a la misma hora que cuando tenía un trabajo, pero no lo tengo. Desayuno y salgo a la calle como un espectro pero con la diferencia que aún sigo vivo aunque los economistas han emitido mi certificado de defunción. Desde que perdí mi empleo he dejado de ser visible para el resto de los mortales y andar por las calles se asemeja cada vez más al vagar de un espíritu. Vivo o vivía en España que cada día se fue transformando en un erial de muertos vivientes vagando sin rumbo ni esperanza. Al final de la jornada acabo sentado en un rincón de una biblioteca que aún no han cerrado, y como el ángel que protagonizaba Ganz, observo cada persona que lee y deambula por los pasillos entre estanterías y pienso... Me repito una y otra vez que esto no puede ser la realidad... que no puede ser verdad... y llego a una conclusión... que es verdad y es real... A veces me vence la desesperación y lloro... me siento desamparado...lloro con amargura y cuando parece que voy a derrumbarme grito con lágrimas en los ojos NO ME RENDIRÉ...¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡

Mi película es también en blanco y negro pero no soy Bruno Ganz...


Los medios te vende eso de Españoles por el mundo... y pienso... Me viene a la mente la imagen de Juanito Valderrama cantando “El emigrante” y me da un escalofrío... Un exilio encubierto...

Soy el Concierto de Aranjuez...

Soy los Olivos de Jaén...

Soy La Repùblica Española...

Soy Manuel de Falla...

Soy los Campos de trigo...

Soy El 2 de Mayo...

Soy Guernica...

Soy Gabriel Celaya...


Soy ESPAÑA... un arma cargada de futuro...

Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmado,
como un pulso que golpea las tinieblas,
cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.





Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.
Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.



Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.


Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.


Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.
Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.


Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.
Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso con técnica qué puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.


Tal es mi poesía: poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.
No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.


Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.
Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.



GABRIEL CELAYA

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Joder, Javi, me has dejado helado. Entre esta tarde gris y estas palabras tan crudas. Bueno, con todo, me quedo con la alegría de volver a verte por aquí. Le has dado forma de palabra a una buena bofetada en la cara. ¡Salud y gracias!

Ra dijo...

Celaya... muy bueno..
Quédate con el "no me rendiré"! Un país está formado por personas y si las personas que te rodean no te "llenan" no te sientes tú, hay que mudarse a otro país. No pasa nada. Hay 7 mil millones de alma en este planeta. Seguro que tu espacio, tu hogar, está en algún lugar. Sólo hay que buscar y luchar por ello.