a conocer a los poetas del parque,
esos que leen sus versos a un público reducido,
joven, engreído y moderno,
ajenos a las noches de feria,
y sus comunes borracheras,
con sus voces prietas, complacientes,
relucientes y pulidas,
tras las cuáles, renqueante,
con sus estrofas tullidas,
corre ahora la mía.
con un vestido de tela negra,
tras sus pliegues brota tu piel
blanca, rebosante de requiebros
y de una zozobraque con rapidez levita mi deseo:
pero antes has maniatado mis manos,
y escapado a mis labios,
en su primera emboscada.
en forma de lucha y abordaje,
en forma de encerrona,
con tu cuerpo de puerto
y una juventud, cual canto de sirena, inevitable.
Me has dejado sentirte, Lolita,
en tu perfil de viento,
pero sigues sin mostrarte, siendo sólo aliento,
eres así, tan de repente, la nueva intuición,
la duda hecha destino,
el destino hecho noche,
y la noche que deviene en duelo,
y que cincela estos versos.
Enciendes mi alma, Lolita,
siendo tan hermosa e irreprochable,
pero vas y vienes,
vas y vienes,
vienes y vas,
y entonces, se quedan en mí,
sólo las ansias de la derrota:
tras cada vaivén,
eres siempre más remota.
Me has llevado, Lolita,
al borde de un acantilado,
yo conmigo llevaba este lamento,
y junto a ti, y junto al borde, descubro,
que no hay sitio para ambos…
salto
salto
salto
aunque solo se puede saltar una vez…
Yerra al amar, Lolita,
desperdicia latidos, despilfarra tus besos,
malgasta caricias y edades,
detén amagos en cuerpos equivocados,
pero dame entonces la certeza de que tras esta vida,
vendrá otra,
y otra,
y otra,
y otra,
que en alguna de esas nuevas existencias,
yo sabré cómo amarte…
2 comentarios:
Sabes que me encanta. Se me remueve todo dentro cuando lo leo.
¡¡Coño!! un comentario... la virgen, me he puesto tan nervioso que ahora no sé que decir... Si la verdad es que me gusta este poema, dedicado a una mujercita encantadora...
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