jueves, 10 de diciembre de 2009

Coteaux du Languedoc



Empezó con un viaje relámpago vía Ave a Madrid con un sabor a whisky de malta que no abandonó hasta pasada la mágica media noche del 31 de diciembre de 2006. Así, ebrio de ardor escocés, inició un año que podríamos calificar de curioso. El invierno fue seco y templado, la tierra era exprimida por unas cepas que agonizaban por un suspiro de humedad. Javier aprovechaba las postrimerías de aquella estación para agotar las reservas de espirituosos anglosajones de su bodega. Amancio no canta pero impregna poesía. La primavera llora, la tierra recoge cada lágrima para nutrir gota a gota cada uva de la vid. Aquel verano del 2007, Lorenzo broncea a ricos blanquecinos en Cannes, mientras el azúcar va forjando las enjutas y ennegrecidas lágrimas de Languedoc.


El final de la estación alumbra un parto cuyo nombre empieza por Excelente, el Coteaux está preparado, un largo sueño de dos años lo hará adulto para ser saboreado por mí, un día como hoy en una copa. Son las 6.15 de la mañana. Una ternera vuelta y vuelta inaugura un nuevo día a modo de desayuno. Mientras escribo cómodamente en mi sofá, tomo a pequeños sorbos este vino con el cual brindo por un año que nos traiga buena cosecha como la de 2007 o al menos más relatos en este blog.



3 comentarios:

Anónimo dijo...

Somontano 2007. Invierno húmedo, primavera lluviosa, verano seco y caluroso. Calificación: Muy Bueno.

Anónimo dijo...

A ver si es verdad, que el próximo año trae más pero sobre todo, mejores cuentos para este blog. Que tus compañeros de fatigas andamos un poco remolones últimamente. ¿Cómo lo haces para escribir tantos y tan buenos cuentos? Un saludo, campeón.

Posdata: Me pillaste fuera de juego, no soy muy dado a los vinos, ya lo sabes, lo mío es la cerveza.

Anónimo dijo...

Los vinos se clasifican en dos : Buenos o Mejores con Coca Cola.

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