No, los puentes de Calatrava no son los puentes de Madison. De hecho, son la beatificación de una pieza de ingeniería a figura celestial… Calatrava es una fábrica de hacer santos…visto uno, vistos todos…
Si vais por Sevilla te encuentras un “San Antonio” que se llama Puente del Alamillo. Cuando sales de la estación de autobuses de Jerusalem (tras 100.000 controles) te encuentras el mismo, algo torcido pero es otro “San Antonio”. Bueno, en fin, sea cual sea la ciudad que visitéis que tenga un “Santo” de Calatrava, jamás las asociareis con sus puentes, porque un martillo es siempre un martillo.
Aclarado esto sobre los puentes de Calatrava, viene el relato.
A penas contaba siete años y una tarde de verano se fue, no sin dolor que la vida se paga…aunque tengas siete años… Se hizo el silencio… tanto que incluso no hubo preguntas que hacerse… cada vez me gusta menos el verano…
Amanece, desde uno de los ventanales se divisa un Martillo de Calatrava, perfecto para no pensar en nada, el arpa no suena, está inmóvil mientras el sol anaranjado de la mañana lo maquilla, blanco como la nada, mudo como la eternidad.
Pienso en Perec, en Vian , en Tabarly… en todos aquellos que siguen conversando en esa eternidad que sólo debería acceder quienes ya vivieron los suficiente para tener algo que decir … toda una eternidad…
El sol ha salido completamente y sus rayos devoran el blanquecino martillo con cuerdas… ya no es un arpa, la luz desvela el engaño… es verano…
Miradas perdidas, pensamientos congelados.
Busco la botella de Ouzo, alzo la copa y celebro el maravilloso acto de la VIDA.
Si vais por Sevilla te encuentras un “San Antonio” que se llama Puente del Alamillo. Cuando sales de la estación de autobuses de Jerusalem (tras 100.000 controles) te encuentras el mismo, algo torcido pero es otro “San Antonio”. Bueno, en fin, sea cual sea la ciudad que visitéis que tenga un “Santo” de Calatrava, jamás las asociareis con sus puentes, porque un martillo es siempre un martillo.
Aclarado esto sobre los puentes de Calatrava, viene el relato.
A penas contaba siete años y una tarde de verano se fue, no sin dolor que la vida se paga…aunque tengas siete años… Se hizo el silencio… tanto que incluso no hubo preguntas que hacerse… cada vez me gusta menos el verano…
Amanece, desde uno de los ventanales se divisa un Martillo de Calatrava, perfecto para no pensar en nada, el arpa no suena, está inmóvil mientras el sol anaranjado de la mañana lo maquilla, blanco como la nada, mudo como la eternidad.
Pienso en Perec, en Vian , en Tabarly… en todos aquellos que siguen conversando en esa eternidad que sólo debería acceder quienes ya vivieron los suficiente para tener algo que decir … toda una eternidad…
El sol ha salido completamente y sus rayos devoran el blanquecino martillo con cuerdas… ya no es un arpa, la luz desvela el engaño… es verano…
Miradas perdidas, pensamientos congelados.
Busco la botella de Ouzo, alzo la copa y celebro el maravilloso acto de la VIDA.
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