viernes, 5 de junio de 2009

Rhapsody in Blue


Lo mejor de viajar en tren, bueno en cierto trenes, es que el hilo musical a veces te sorprende y las películas aún más. Un veinticuatro de diciembre en un tren de cercanías garrapatero, con apenas media docena de individuos cabizbajos en el vagón, el maquinista quizás para quitarse la depresión navideña puso en funcionamiento el hilo musical. La sorpresa fue doble , funcionaba y además no puso los putos villancicos que te martillean en cualquier parte en esa época. ¿Adivináis? Si, Rhapsody in Blue de George Gershwin. En un instante, todo se transformó. Por la ventanilla veía los rascacielos iluminados y al fondo el puente de Brooklyn, incluso uno de los pasajeros se transformó en Woody Allen. Y durante aquel trayecto al corazón de Manhattan, la mediocridad cotidiana desapareció durante los 16 minutos 24 segundos que duró la composición, sentí que la realidad por sí misma no era nada sin nosotros, y nosotros no somos nada sin los sueños.

Lo definitivo… el pasado es humo, el futuro nadie lo sabe y el presente es un regalo, por eso se llama presente… creo que lo extraje de una película durante un trayecto en AVE… ya me acuerdo… Kung Fu Panda…

La vida está llena de señales para el que busca, en un sentido u otro, simplemente hay que observar atentamente lo que nos rodea, incluso en un tren garrapatero, a una hora intempestiva, un día cualquiera… No existe pregunta sin respuesta ni principio sin fin…

Prepararé té para tres, la eternidad será muy larga…

2 comentarios:

Julián Mª Guzmán. Club de Lectura Aljaima dijo...

Una preguntilla Javi ¿Cuánto hay de biográfico en este cuento? ¿Te pusieron esa música en el cercanías de Sevilla? Venga un saludo y hasta una pronta llamada.

yolanda dijo...

De noche, el puente de Brooklyn te lo recomiento de noche, y por supuesto si suena George Gershwin, NYC tendrá el color y el sonido de un sueño.