Los directivos de las televisiones, públicas y privadas, no se ponían de acuerdo a la hora de pactar quién y a qué precio retransmitirían la llegada de La Revolución. Aunque sería un acontecimiento global, de suma importancia para todos, se presentía que el número de espectadores del evento sería mínimo, pues ese día, estaría todo el mundo en las calles.
6 comentarios:
Me mola mucho este.
Maribel
Gracias Maribel, a ver si le damos un empujoncito a esto... Un beso para la quinta. Tendré que fregar platos más a menudo.
Demasiado optimista, me temo. Y demasiado políticamente correcto: ¿todos los hombres y mujeres?... un poco forzado para un microrrelato, ¿no?. Y para mi gusto, claro. ¿Porqué no los directivos y las directivas? ¿O los espectadores y las espectadoras? ¿O las calles y los callos?
Hombre Leandro, es para darle un aire más global... Ey, todavía no te he mandado el libro pero está pendiente ¿eh? Un saludo.
¿Y qué tal estaría todo el mundo en la calle? Sí, ya sé que es una tontería, pero las tonterías de algunas personas (y no me refiero a ti) han conseguido que me vuelva definitivamente tonto. Aún más, si cabe. No te preocupes por el libro, la ausencia de prisa es fundamental para estas cosas
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