miércoles, 21 de diciembre de 2011

EL CUENCO

En el pueblo creían que estaba loco. Se le veía deambular de un lado para otro, ajeno a todo lo que le rodeaba, pendiente únicamente de sus manos, que las llevaba alzadas en forma de cuenco. Algunos pensaban que quería así atrapar la lluvia. Pero llegaron los primeros aguaceros,  sus manos se transformaron en cascada, y él seguía caminando errático, sin dejar de mirar fijamente ese precario cuenco. Nadie sabía en realidad, que con sus manos, pretendía retener eternamente la curva de los pechos de la mujer que amó por primera y última vez.

6 comentarios:

Isabella dijo...

que bonito! me ha encantado...

Leandro dijo...

Yo haría una pequeña corrección en la frase pendiente únicamente de sus manos, que las llevaba alzadas en forma de cuenco. La dejaría así: pendiente únicamente de sus manos, que llevaba alzadas en forma de cuenco. O mejor aún, así: pendiente únicamente de sus manos. Las llevaba alzadas en forma de cuenco.

Es bueno, pero creo que ganará bastante cuando deje de estar solo y vaya incluido en una serie sobre Amores imposibles en lugares imposibles, por ejemplo.

Tresmasqueperros dijo...

Gracias por los comentarios. Leandro, qué alegría verte siempre por aquí, y comprobar qué todavía nos sigues, y dando buenos consejos, pese a que últimamente andamos un poco vagos y erráticos... Pero con intención de retomar nuestros famosos duelos. Por cierto, ¿hay alguna manera de hacerte llegar un ejemplar del libro de cuentos? Un saludo a los dos.

Leandro dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Leandro dijo...

¿Y quién no anda un poco vago y errático? En cuanto a lo del libro, te lo pongo fácil y barato: puedes dejarlo en el Hospital General de Albacete, en la consulta de Nefrología nº 42-43, a la atención del Doctor Llamas Fuentes. Él me lo hará llegar y yo lo leeré con mucho cariño y mucha lentitud

Ra dijo...

Me sabía algo parecido pero entre las manos llevaba el tiempo...
Se sobrevaloran los pechos... ainsssss estos hombrerucos! :)
Besos