jueves, 8 de julio de 2010

Le pegaron un tiro. Cuando abrió los ojos no estaba muerto.


Fue a por un vaso de agua a la cocina. Más que sed, tenía la necesidad de ver que todo seguía igual que antes y que sólo había sido un sueño. Tras una inspección poco exhaustiva (el sueño apremiaba) volvió a su habitación. Todo parecía normal, igual que siempre.
Antes de meterse en la cama, echó un vistazo afuera. Los poetas seguían allí colgados, recitando en silencio sus poemas una y otra vez, mecidos por la brisa nocturna. Sonrió. Sólo había sido un sueño.

2 comentarios:

Javier dijo...

Malditos poetas ...¡ Claro, directo y conciso.

Espero su tema.

Un Besazo ¡

BENHUMEA dijo...

pobre.. pobre... a cargar el peso dle remordimiento de letras...

Un beso. Excelente.