La cabeza actúa como una campana cuando se tiene resaca. Cualquier sonido por muy pequeño que sea acaba multiplicado por mil, y la realidad se convierte en un concierto de AC/DC escuchado en primera línea junto al bafle principal. De la luz del día, ni hablo…
La cabeza le daba vueltas y aquella chica no paraba de hablar y de andar como si la persiguieran. Llegaron a un albergue de peregrinos para obtener la acreditación, no sabía que para andar se necesitase papeles como si fueras una moto. Es curioso pero el encargado de los albergues se le llama Hospitalero, sin la cerveza preceptiva, Javier dio por sentado que se debía a algo relacionado con la hospitalidad pero conforme pasaron los días entendió que su sentido estaba más cerca de la palabra Hospital. Rebaños de peregrinos colapsaban los albergues con los pies llenos de ampollas, tobillos hinchados y el aspecto de haber sido apaleados por una banda de hooligans . Además, el camino se convertía cada mañana en una carrera por ver quién salía antes y pillaba sitio en el siguiente, y la espiritualidad quedaba en manos de unos pocos…
Ante aquella perspectiva, Javier pensó largamente la posibilidad de abandonar en el primer recodo de un andurrial a esta chica tan simpática, que con tanto ímpetu recorría kilómetros y kilómetros sin perder la sonrisa. Sin embargo, estar sobrio lo volvió cobarde y sensible, no sé a que proporción pero que no se decidió a dejarla sola.
Final del primer día : Le dolía hasta pensar, había andado tanto como en toda su vida junta y el albergue sólo tenía agua fría para ducharse…unas literas de la segunda guerra mundial y todo un elenco de personajes alucinados impregnados del espíritu del Pablo Coelho.
Javier intentaba recordar que paso en aquella timba de poker…
La cabeza le daba vueltas y aquella chica no paraba de hablar y de andar como si la persiguieran. Llegaron a un albergue de peregrinos para obtener la acreditación, no sabía que para andar se necesitase papeles como si fueras una moto. Es curioso pero el encargado de los albergues se le llama Hospitalero, sin la cerveza preceptiva, Javier dio por sentado que se debía a algo relacionado con la hospitalidad pero conforme pasaron los días entendió que su sentido estaba más cerca de la palabra Hospital. Rebaños de peregrinos colapsaban los albergues con los pies llenos de ampollas, tobillos hinchados y el aspecto de haber sido apaleados por una banda de hooligans . Además, el camino se convertía cada mañana en una carrera por ver quién salía antes y pillaba sitio en el siguiente, y la espiritualidad quedaba en manos de unos pocos…
Ante aquella perspectiva, Javier pensó largamente la posibilidad de abandonar en el primer recodo de un andurrial a esta chica tan simpática, que con tanto ímpetu recorría kilómetros y kilómetros sin perder la sonrisa. Sin embargo, estar sobrio lo volvió cobarde y sensible, no sé a que proporción pero que no se decidió a dejarla sola.
Final del primer día : Le dolía hasta pensar, había andado tanto como en toda su vida junta y el albergue sólo tenía agua fría para ducharse…unas literas de la segunda guerra mundial y todo un elenco de personajes alucinados impregnados del espíritu del Pablo Coelho.
Javier intentaba recordar que paso en aquella timba de poker…
4 comentarios:
Durante la lectura he tenido esa sonrisa que es corrosiva...de las que cuesta aceptar de uno mismo...de las que te señalan dentro de la masa...de las que te matan cualquier esperanza de especialidad...Así que para todos..Recomiendo su lectura, para ser mas completa, delante de un espejito, pero no de los que hablan.....Javi seriosly benefits you and others around you
Javi, sigue con tus relatos autobiográficos, que están genial.
Autobiográficos no lo son mucho...salvo que el protagonista se llama como yo.
Que sí, que sí, que en ese loco veo mucho del javier que yo conozco
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