Decía
un amigo que “los buenos relatos han de ser leídos como quién se
fuma un habano. Lentamente, dejando que la nicotina y el veneno entre
poco a poco en tu mente y luego cuando terminas, tirarlo como una
colilla. El relato será entonces un recuerdo efímero como el humo
del tabaco pero el veneno quedará en ti mucho tiempo después de
haberlo consumido...” Este buen amigo desapareció como lo hace
todo el mundo, un día cualquiera y por unas de las miles de causas
por la que un ser vivo deja de serlo. Hablaba y hablaba... fumaba y
bebía como si la vida fuera una carrera de velocidad... jamás fue
un deportista de fondo, nació para galgo (incluso tenía algún
parecido físico) y no para mastín del Pirineo... Hoy la lluvia
quiere acompañar, como no podía ser de otro modo, este día sin mi
amigo. De vez en cuando, entre la nubes, aparece un rayo de sol de
eso que te dejan ciego de la claridad que transmite y todos sonreímos
alzando las copas con el alcohol más fuerte que hemos encontrado.
Nadie llora, la madre naturaleza lo hace por nosotros...
Mañana
será otro día, el mundo seguirá girando y la Vida seguirá con o
sin nosotros... pero el veneno del amigo aún permanecerá por mucho
tiempo en nosotros...
1 comentario:
Con media España de procesión, espero que la otra media se esté fumando un puro, escuchando algo de jazz o son y recordando a este gran artista. ¡Buena semana, Sanel!
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