La
madrugada se presenta muy fría. Sobre un universo limpio y claro las
estrellas no paran de guiñar sus diminutos ojillos. Al respirar, el
gélido aire nos insufla la serenidad que da sentirse vivo. El café
se ha enfriado y el cigarrillo en el cenicero ha dejado de exhalar su
azulino humo. Silencio. Todos duermen. Una tenue brisa mece las hojas
del limonero y un gato se mueve lentamente como si no quisiera
interrumpir los sueños que en todos y cada uno de los durmientes se
proyectan a modo de cortometrajes surrealistas. Giro la cabeza y me
veo veinte años menos, enmarcado con una sonrisa y un clavel, quedo
pensativo y doy un sorbo de café. Enciendo otro cigarrillo y cierro
los ojos. Intento
recordar la última vez que reí y no me acuerdo. Todos duermen.
Silencio... y sonrío...
2 comentarios:
Yo siempre sonrío, y me insuflo de vida si veo a Javi por este rinconcito. Buen 2013, Javi.
Y esa novelaaaaaa....
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