jueves, 15 de mayo de 2014

EN LA PUNTA DEL MEDITERRÁNEO...






I
 Aferrada a un litoral azul en el que la historia se vierte,
Andalucía de casas blancas
y hombres grises.
La luz del día cayendo a raudales como una hilera de recuerdos,
con sus mismos titubeos cada madrugada,
¿es este el pueblo que me ha llamado?
¿no será este un pedazo de tierra equivocada?

A la orilla del mar azul,
Andalucía con casas de cal y légamo
y mujeres como estuarios de sombra y aceite,
Andalucía de bruces contra unas olas incapaces de limpiar
los embustes que no se fueron con la noche,
los amores furtivos con sus besos caídos por la arena,
¿fue la grana y el oro quiénes gobernaron este pueblo?

Andalucía fue hace años trinchera,
grito de furia ¡detente fuga!,
de sal fueron sus casas cuando las miró Paco en su partida,
pescadores, jornaleros, cantaores, todos se fueron con él,
murió con él toda Andalucía,
se llevaron con ellos sus espaldas y sus ojos
labrantíos de sueños y requiebros,
volvieron a quedarse solas tus manos…
Pero la huída no era huída si era Camarón quién la cantaba.
Pero la muerte sí es más muerte si es tu silencio el que queda.

         A la orilla del mar quedó Algeciras baldía,
huera huerta de hijos huérfanos.
Detrás de Andalucía, montañas, y tras
las montañas, ecos de montañas aún más altas,
cuajadas de misterios moros.

         Andalucía tan cerca de ese otro mar de zanjas secas,
pretende la meseta ser ola en cada latifundio,  
se arriman sus viñedos a escuchar tus coplas,
disparates, gigantes, molinos, lidias y ocasos, 
todos quedan callados:
Entre mar y mar, Andalucía.
Entre silencio y silencio, tu guitarra.

         Pero son imparables los naufrágios 
que cada mañana llegan a los pies de Andalucía,
la capitulación de la locura castellana.
Así cada mañana vence el oleaje de arados y surcos
a este mar que separa gitanos de turcos.
Cada mañana…
vence la encina al olivo,
                   vence la niebla al rocío,
                            vence la cruz a la luna nueva,
                                      vence el ancla al viento,
                                               vence el silencio a la fuente,
                                                        vence dios al Hombre,
                                                                  vence la pena a la guitarra
                                                         
II

Andalucía, siempre tan cerca de las más bellas huidas,
clavada como un dolor en mitad de estos mares,
siempre cuna de sorpresas, siempre refugio de guitarras y poetas.

         Son tus sones ecos romanos y moros,
pueblo andaluz barbecho de naciones enteras,
secarral de esfuerzos,
páramo de conquistas y canciones.

Es tu guitarra, Paco, la única que sabe escribir en esta orilla
a orillas del verbo que se hizo arcilla,
llegó a este pueblo el compás a horcajadas del barro,
minúsculas muescas de fango que se convirtieron en astillas
clavadas en el corazón de los señores
brasas en la conciencia de los hombres.

         Aunque de ese primer incendio ya nadie se acuerda.
La voz de tu guitarra encalló en la belleza excesiva de tu caligrafía.
Es el ojo de tu guitarra pozo en el que Andalucía con gusto
se anega, lanza en él sus despojos,
promesas de vida nueva.
Unas se las lleva la mentira
otras quieren recuperar ese eco ancestral
de pozo como boca abierta, de pozo como ojo que mira.
¡Andalucía que ya a nadie vences,
Andalucía que ya nadie venera,
recuerda al menos lo que eras!
Una tierra en la que vencía el olivo a la cepa,
         en la que vencía el rocío a la arena,
                   en la que vencía la luna a la misa,
                            en la que vencían los andaluces a los dioses,
                                      en la que vencía la fuente a las cadenas,
                                               en la que vencía Paco de Lucía al silencio.

          III
          A la orilla del Mediterráneo,
apoyada tu espalda en la meseta,
¡sigue siempre Paco tocando tu guitarra!,
será siempre tu cuna Algeciras,
con todo un pueblo de andaluces 
que junto a ti caminan y te escuchan y respiran,
¡Cuándo deje de sonar tu guitarra,
no será Andalucía quién enmudezca,
será el Mundo entero quién se calle!

2 comentarios:

diana moreno dijo...

Muy bonito homenaje.

Anónimo dijo...

Gracias Diana por tu comentario.